¿Por qué algunos perros orinan de emoción?

¿Por qué algunos perros orinan de emoción?

Si alguna vez has llegado a casa y, en medio del entusiasmo de tu perro por verte, te has encontrado con un pequeño charco de orina en el suelo, debes saber que no estás solo. Este comportamiento, aunque puede ser frustrante, es relativamente común, especialmente entre los cachorros y perros jóvenes. Entender por qué sucede, cómo manejarlo y qué medidas puedes tomar para minimizarlo es fundamental para mantener una buena relación con tu mascota y evitar malentendidos que puedan afectar su bienestar emocional.

¿Qué es la micción por excitación?

La micción por excitación ocurre cuando un perro orina involuntariamente debido a una sobrecarga emocional. Esto puede suceder durante situaciones que generan entusiasmo, como cuando el dueño regresa a casa, cuando llega una visita, durante el juego o incluso al recibir caricias. Algunos perros pueden presentar este comportamiento cada vez que son saludados, mientras que otros sólo lo hacen en presencia de ciertas personas, especialmente aquellas que usan tonos de voz muy altos o gestos exageradamente afectuosos.

Aunque puede ser embarazoso o frustrante para el propietario, es importante recordar que este tipo de micción no es un acto deliberado de desobediencia. Es una respuesta fisiológica fuera del control del animal, similar a un reflejo.

¿Por qué sucede la micción por excitación?

En los cachorros, la causa principal es la falta de control maduro sobre los músculos que rodean la vejiga. Cuando un cachorro se emociona o se asusta, su sistema nervioso puede provocar que los músculos de la vejiga se relajen de manera momentánea, liberando orina. No todos los cachorros exhiben este comportamiento, pero es bastante común en las primeras etapas de vida.

A medida que los perros crecen y ganan mayor control sobre sus cuerpos, muchos superan naturalmente esta etapa. Sin embargo, en algunos casos, especialmente si el comportamiento se gestiona de manera incorrecta o si existen otros factores de estrés, puede persistir en la adultez.

También es más frecuente en las hembras, aunque no exclusivo: los machos también pueden experimentar micción por excitación, sobre todo si son particularmente sensibles o nerviosos.

¿Por qué este comportamiento puede ser problemático?

Aunque el perro no tiene control sobre la micción por excitación, puede convertirse en un desafío para sus dueños. Tener que limpiar charcos de orina de manera constante puede ser molesto y, en algunos casos, puede generar frustración y enojo hacia el animal.

Desafortunadamente, la reacción natural de muchos dueños es regañar o castigar al perro. Sin embargo, esta respuesta no solo es injusta, sino también contraproducente. Al regañar al perro, lo que realmente se logra es aumentar su nivel de ansiedad y nerviosismo, lo que, a su vez, puede empeorar la micción por excitación. Con el tiempo, esto puede crear un círculo vicioso donde el perro, al anticipar un castigo, se vuelve aún más ansioso y propenso a orinar al saludar.

Por eso es fundamental manejar el problema con paciencia, comprensión y estrategias adecuadas que ayuden al perro a ganar confianza y control, en lugar de castigarlo por algo que no puede evitar.

Afortunadamente, hay varias estrategias prácticas que pueden ayudar a reducir o eliminar la micción por excitación en los perros:

1. Reducir la excitación inicial

El momento más crítico suele ser cuando el dueño regresa a casa tras varias horas de ausencia. En lugar de lanzarte a saludar efusivamente a tu perro, intenta entrar en casa de manera tranquila y neutral. No lo mires, no le hables ni lo acaricies inmediatamente. Guarda tus pertenencias y acomódate durante unos minutos antes de prestarle atención. De esta manera, ayudas a disminuir la intensidad emocional del reencuentro.

Cuando finalmente lo saludes, hazlo de forma calmada y pausada. Evita los gritos, los movimientos rápidos o las caricias excesivas al principio.

2. Mantener un tono de saludo discreto

Tu lenguaje corporal y tu tono de voz son esenciales. Habla en un tono bajo y relajado, y evita agacharte de golpe sobre el perro, ya que este gesto puede ser percibido como amenazante o abrumador.

En lugar de acercarte tú, permite que el perro se acerque a ti. Extiende tu mano a su nivel, pero no de forma invasiva. Acarícialo debajo de la barbilla en vez de en la cabeza, un gesto que es menos intimidante para muchos perros.

Además, enseña a tus visitas a saludar a tu perro de la misma forma. A menudo, el comportamiento del perro empeora con extraños precisamente porque no siguen estas pautas de respeto y calma.

3. Saludar al perro al aire libre

Si sabes que tu perro tiende a orinar cuando se emociona, puedes planear los saludos fuera de casa, en un área donde un pequeño accidente no sea un problema. Esto reduce tu propia ansiedad respecto a la limpieza y elimina parte del estrés del encuentro, tanto para ti como para tu perro.

4. Refuerzo positivo y entrenamiento

Premiar los comportamientos calmados es una técnica efectiva. Puedes reforzar al perro con caricias suaves o premios altamente palatables y nutritivos cuando se mantenga tranquilo durante los saludos.

Otra táctica es enseñarle comandos simples como "sentado" o "quieto" para redirigir su emoción hacia una acción que implique autocontrol. Con práctica constante y paciencia, estos comandos pueden convertirse en parte natural de sus rutinas de saludo.

5. Considerar una evaluación veterinaria

Aunque la micción por excitación es común en cachorros, si persiste más allá de los seis o siete meses de edad o si aparece repentinamente en un perro adulto que no solía hacerlo, es importante consultar a un veterinario. Algunas condiciones médicas, como infecciones del tracto urinario, inflamaciones o problemas neurológicos, pueden afectar el control de la vejiga.

Un chequeo veterinario garantizará que no haya un problema de salud subyacente y permitirá que, si existe, reciba el tratamiento adecuado.

La micción por excitación en los perros puede ser un desafío, pero es importante recordar que no es un acto de desobediencia, sino una respuesta natural de su organismo ante emociones intensas. Castigar o regañar no solo es injusto, sino que puede empeorar la situación.

Con un enfoque de paciencia, entrenamiento adecuado, salud emocional y, en algunos casos, asistencia veterinaria, este comportamiento suele corregirse o disminuir notablemente con el tiempo. Recuerda siempre actuar con empatía: tu perro no intenta incomodarte; simplemente está expresando la alegría genuina de verte.

Comprenderlo y acompañarlo en su desarrollo es parte fundamental de la maravillosa experiencia de tener un compañero canino.